¿Qué sentido tiene hoy para nosotros el ayuno? ¿Se puede presentar todavía como valor a una sociedad que invita insistentemente a la satisfacción y la comodidad?.
Ayunar significa abstenerse total o parcialmente de la comida o bebida. Aquí se entiende que por motivos religiosos y voluntariamente.
Durante la Cuaresma, entre los varios gestos simbólicos que ayudan a la comunidad cristiana a entrar en el camino del Misterio Pascual (la ceniza, el silencio del aleluya, la centralidad de la Cruz…) está también el del ayuno, que se ha convertido en su característica más expresiva: la Cuaresma es un tiempo de ayuno general para la Iglesia en su preparación de la Pascua.
a) Ayunando queremos significar expresivamente que los valores materiales no son absolutos. La sociedad de hoy nos enseña continuamente a absolutizar los bienes que halagan a los sentidos, a buscarlos insistentemente. El ayuno quiere ser una voz profética introducida en nuestra vida para recordarnos que todo es bueno pero relativo. que lo único absoluto es Dios.
b) El ayuno nos hace más libres. Privarnos voluntariamente de algo que apetece a nuestros sentidos es hacer una opción personal en contra de la espiral consumista que la sociedad de hoy nos está imponiendo. es una educación de nuestra libertad interior, al saber decir “no”. “El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse así mismo: no. No es la renuncia por la renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo” (Juan Pablo II).
c) Es útil incluso para la salud de nuestro cuerpo. El sentido espiritual del ayuno es el más importante. Pero también tiene connotaciones que afecta al mismo cuerpo humano, y que son apreciadas incluso desde el punto de vista sanitario y psicológico. El desequilibrio orgánico (el exceso de la comida y la bebida por ejemplo) provoca también un desequilibro espiritual en el hombre. Mientras que una sana privación de excesos favorece la libertad interior y el mejor dominio de sí mismo.
d) El ayuno nos abre a los demás. Lo que ahorramos ayunando, podemos destinarlo a ayudar a las necesidades de los demás. El ayuno en el programa de la Cuaresma va unido a la caridad. Ayunar para los demás. Nos enseña (el ayuno) a sentir en nosotros mismos la debilidad de los que se ven obligados a ayunar por necesidad, y no sólo durante Cuaresma, sino todo el año. nos hace experimentar lo que puede ser el hambre. nos “enseña misericordia”. Nos convierte en más transparente y disponibles para los demás, menos llenos de nosotros. El ayuno con todo lo que lleva de una relativa negación de sí mismo, nos va educando a corregir todo egoísmo y autosuficiencia, y a abrirnos más a Dios y al prójimo.
e) Pero sobre todo el ayuno cuaresmal es el signo sacramental de nuestra entrada en la Vida de Pascua. En el camino cuaresmal nuestro ayuno tiene un sentido más profundo que el meramente psicológico-personal y el de la apertura fraterna. se convierte en sacramento de nuestra comunión con el Cristo Pascual. El misterio que celebramos es Muerte y resurrección. Por eso nuestra sintonía con él es también muerte -renuncia, ayuno, sacrificio- y resurrección -aceptación de la nueva vida.
El ayuno se convierte en signo exterior de nuestra conversión, símbolo de nuestra lucha contra el mal y el pecado, de nuestra aceptación a incorporarnos a la Cruz de Cristo y a su Vida pascual.
En definitiva
Unos ayunan o se ponen a dieta para adelgazar y estar en forma. Otros por prescripción médica, o por exigencia de su actividad deportiva. Otros por sugerencia de espiritualidades orientales que buscan una concentración y un equilibrio de la persona. Otros para dar a conocer – con su “huelga de hambre”- la decisión inquebrantable de conseguir el objetivo, o llamar la atención sobre sus reinvindicaciones. Otros porque no tiene que comer…
Nosotros los cristianos realizamos este gesto expresivo del ayuno en algunos momentos determinados, en es la Cuaresma, para expresas nuestra voluntad de conversión a la Pascua de Cristo. En medio de una sociedad que estimula el gasto y la satisfacción de todo tipo, los cristianos hacemos un gesto profético de protesta: el ayuno. Que quiere ser nuestro lenguaje interior. Y lo realizamos con alegría, sin lardes de virtud, sin buscar aplauso y admiración de las gentes. lo hacemos con una dimensión comunitaria. toda una comunidad religiosa, o parroquial, o apostólica, puedes asumir durante la Cuaresma un compromiso colectivo de ayuno a ser posible con consecuencias económicas de ayuda a los más necesitados
Comunidad Eclesial “San Francisco de Asís”
Fuente: Aciprensa