Después de impartir un taller sobre Alcohol, Helena, una madre acongojada nos contó lo siguiente: “Mi hija se volvió alcohólica… Tres muchachos empezaron a invitarla a fiestas y muy rápidamente no dejaba de pedirnos permiso para salir, cuando antes no le interesaba nada. Empezamos a notar que la bebida le cogía ventaja, igual que a sus amigos.
Después de un tiempo aceptó recibir ayuda profesional para salir del problema, pero no ha resultado fácil porque se la pasa entre la sobriedad y las recaídas.
Ojalá los papás supiéramos de antemano si un hijo tiene probabilidades de caer en esto para poderlo evitar”.
¿Será que mi hijo también?
Esta situación es más común de lo que se piensa. Muchos padres creen que sus hijos no toman o si toman no se emborrachan o si se emborrachan no hacen nada malo… Son padres ingenuos que creen que los hijos de los demás son los que hacen tonterías. Sin embargo, aunque no todos toman, ni todos se emborrachan, algunos son más vulnerables que otros y tu hijo puede ser uno de ellos.
A Helena le hubiera resultado muy útil conocer previamente estos factores de riesgo que predisponen con más fuerza al consumo de alcohol:
• Genéticos: Un adolescente que tenga un pariente o un padre alcohólico, tiene un riesgo 4 veces mayor de desarrollar problemas con el alcohol, que otro sin este antecedente familiar.
• Salud : Las dificultades con el alcohol con frecuencia van de la mano con problemas de salud tales como depresión, bipolaridad y ansiedad.
• Personalidad: Los adolescentes que recurren al alcohol para que se les faciliten las relaciones sociales, tienden a beber más que aquellos que no necesitan sentirse desinhibidos para conectar socialmente. Cuando piensan que el alcohol reduce el estrés, beberán cuando estén preocupados por algo.
• Entorno: Influencia de familia o amigos. Un adolescente tiene mayor riesgo de problemas con el alcohol si lo encuentra disponible en su casa o entre sus amigos. Cuando en el ambiente social observa que la diversión se asocia con la bebida y la borrachera se considera socialmente aceptable.
• Género: Los hombres tienen mayores probabilidades de beber grandes cantidades que las mujeres. Pero las mujeres llegan a la adicción consumiendo menores cantidades y en menos tiempo.
¡Que aprendan a beber conmigo!
En nuestros talleres dirigidos a padres con hijos adolescentes, solemos preguntar: ¿Estará bien que sus empiecen a beber en casa? La mayoría de los padres responden que si porque piensan que es una oportunidad de enseñarles a tomar, de observar cómo reaccionan, de detectar qué tal les cae el alcohol y de evitar que se sobrepasen. Estas ideas los animan a apoyar las fiestas de sus en casa con alcohol incluido, aunque estén actuando fuera de la ley. Esta anécdota lo ilustra perfectamente.
“Mi hijo de 15 años llegó tomado después de una cena con motivo de