Durante el tiempo que vives en castidad con tu enamorado(a) o novio(a), es posible que tengas resbalones y en otros casos caídas.
Por eso es muy importante ponerse límites para que no se conviertan en situaciones rutinarias que poco a poco destruyan la relación.
En primer lugar, debes reconocer que existe una atracción entre tu enamorado(a) y tú. Toda relación empieza cuando conocemos a alguien y descubrimos cierta afinidad, nos llama la atención algo de su forma de ser o de su físico y se da esa atracción.
Cuando estás en una relación casta, te das cuenta de que las historias de amor verdadero sí existen. Te sientes libre, se tratan con respeto, crecen como personas y como pareja, tienes tiempo para tu familia y para ti, y por más cosas que puedan suceder en el día a día, vives en paz.
Pero también tenemos que asumir nuestra debilidad como seres humanos, y que, por desgracia, los tropiezos y las caídas pueden suceder. Mantener el límite claro es fundamental, y sobre todo que éste se encuentre muchísimo antes de estar al borde del abismo.
Para comprendernos mejor y evitar estas situaciones de riesgo, vamos a enumerar algunos resbalones o tropiezos y algunas caídas. El resbalón o tropiezo es aquello que debes evitar porque después te será muy difícil parar. Nos referimos a darse besos apasionados que despiertan otras cosas, besarse en el cuello, acariciarse por debajo del polo/camiseta/blusa, ponerse uno encima del otro mientras se besan. Caídas, en cambio, serían: quitarse alguna prenda, tocarse, desnudarse, rozar partes íntimas, y por supuesto tener relaciones sexuales.
Es importante dejar en claro que el placer sexual existe, forma parte de nuestra sexualidad y es bueno en sí mismo, pero debe estar asociado a una doble finalidad: unir a la pareja y procrear a los hijos, dentro del matrimonio. Es por eso que debemos ejercer un dominio de la razón y de la voluntad sobre el impulso o el deseo del placer sexual.
Existen diversos peldaños que se pueden evitar para no caer y luego sentirnos decepcionados de nosotros mismos.
Para ello es necesaria la prudencia, aquella virtud que te ayudará a discernir y decidir no exponerte en ciertos lugares o a ciertas situaciones.
Desde el momento en que los primeros besos con tu enamorada(o) se van encendiendo debes poner el freno, puesto que todo sucede más de prisa y poco a poco las caricias suben de tono. Si no se detuvieron en el primer peldaño, entonces repítete una y otra vez: es placer, no amor. Recuerda que el egoísmo siempre querrá filtrarse en las relaciones donde el amor está naciendo para llevárselas abajo. Así que y no se acerquen al abismo.
Tengan presentes estas palabras para no caer y poder conservar esa visión maravillosa de un futuro prometedor, siguiendo en la lucha por dominarse y manteniendo la pureza de su relación. Nada es imposible cuando uno ama de verdad, y quien ama de verdad busca el bien del ser amado, que es nuestro propio bien también.
Ljussié Butrón Melosevich | Coordinadora General – La Opción V
Artículo escrito para La Opción V