«Adviento, tiempo de esperanza, en el seno de María crece el fermento de un mundo nuevo, el hijo  del Dios vivo
que llega a compartir con nosotros.

Nace Emanuel, Dios-con-nosotros, hecho niño, 
pobre, pequeño y necesitado.

María nos enseña el camino para hacer nacer a Jesús en nuestro tiempo: confianza, entrega, fidelidad, coraje, y mucha fe en el Dios de la Vida.

Tiempo de espera, de atención y cuidados, 
de respeto y contemplación.

Señor, hay mucho dolor en nuestro tiempo, hay sufrimiento e injusticia, ayúdanos a sembrar
 semillas de esperanza.

Descúbrenos la alegría 
de la paciente espera, activa y fecunda, comprometida por la vida de los que nos rodean. Enséñanos a hacer crecer 
la esperanza de algo nuevo, anímanos a entregar nuestras vidas para la construcción del Reino. Es tiempo de espera, Señor, 
pero también es tiempo de donación y compromiso efectivo.

Contágianos la fe sencilla de María, que dio su vida
para alumbrar el Reino y hacer nacer la esperanza en medio de su pueblo. Salmo de San Francisco de Asís para el tiempo del Adviento del Señor ¿Hasta cuándo, Señor, 
me olvidarás por siempre?
 ¿Hasta cuándo apartarás tu rostro de mí?

¿Hasta cuándo tendré congojas en mi alma, dolor en mi corazón cada día?

¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo sobre mí? Mira y escúchame, Señor, Dios mío.

Ilumina mis ojos para que nunca
 me duerma en la muerte, para que nunca diga mi enemigo:

He prevalecido contra él. Los que me atribulan se alegrarían si yo cayera; pero yo he esperado en tu misericordia. Mi corazón exultará en tu salvación; cantaré al Señor que me colmó de bienes, y salmodiaré al nombre del Señor altísimo. Amén.»

Fuente: ACIPRENSA

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