P. Max Verduzco S.I.

Conversación imaginativa con los discípulos de Juan el Bautista.
¿Cuál es la Buena Noticia que anuncia Juan?
La llegada inminente del Cristo. Muchos pensaron que Juan era el enviado pero él mismo lo desmintió. “Yo los bautizo en agua; pero está a punto de llegar el que es más fuerte que yo, a quién ni siquiera soy digno de desatarle la correa de su sandalia. El los bautizará en Espíritu Santo y fuego”.

¿Cómo?
Él tenía conciencia de que fue enviado a preparar al pueblo; a pedir la conversión, el cambio de conducta, para que estuvieran mejor dispuestos a recibir al Enviado..
¿Quiénes acudían a oírlo?
Todo tipo de personas que le preguntaban: ¿Qué debemos hacer? Él respondía:
– “El que tenga dos túnicas, que reparta entre quienes no tienen”
– “El que tenga para comer, que haga lo mismo”
– “A los publicanos, recaudadores de impuestos: No exijan más de lo que está fijado”
– “A los soldados: No hagan extorsión, ni denuncias falsas, conténtense con su salario”
¿A quién anunciaba?
– “A uno que es más fuerte que yo”
– “A quien no soy digno de desatarle la correa de su sandalia”
– “Al que bautizará en Espíritu Santo y fuego”.
– “Al que tiene en su mano el rastrillo, para limpiar su cosecha; recogerá el trigo en su granero, pero quemará la paja con fuego que no se apaga”.
Juan lo anunció con estas figuras y comparaciones. Con el tiempo comprendimos que hablaba de Jesús, a quién Juan reconoció, como Dios viviendo entre nosotros. Por eso ni siquiera se sentía digno de desatarle la correa de su sandalia.
Así como a él “Le fue dirigida la Palabra de Dios” así, el Cristo, comunicaría a la humanidad Espíritu Santo y fuego.

Me quedé pensando en el regalo que Dios nos da al enviarnos a su Hijo Jesús y a Juan Bautista que tan adecuadamente lo anunció. Invitó a la conversión y pidió que se manifestara en el compartir y la justicia: Compartir comida y vestido a los que no tienen y actuar con justicia: no exigir más de lo que está fijado, no extorsionar a nadie ni hacer denuncias falsas.
También pensé en: “Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego”. No se trata sólo del cumplimiento de la Ley y de las acciones externas que salgan de nuestra buena voluntad, sino de la transformación profunda, que viene de la aceptación y presencia de Dios en medio de nosotros. El Espíritu Santo es fuego que transforma los corazones y las mentes. Es aceptar y dejarnos conducir por la acción amorosa y salvadora de Dios que ahora se nos presenta plenamente en Jesús – Cristo. A nosotros nos toca poner las acciones pero el impulso y la dirección viene de Dios.

Pido al Señor nos conceda prepararnos para recibir la “Buena Noticia” que es Jesús, al conmemorar su nacimiento en la Navidad. Que el año Santo que empieza sea como el recién nacido; motivo de alegría y esperanza. Que al amor tierno y misericordioso que trajo a Jesús al mundo nos acompañe durante este Año Santo.

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