El camino de la globalización caracteriza el horizonte del nuevo siglo; es un fenómeno complejo en sus emprendedoras labores, tiene diversidades de efectos en el encuentro entre pueblos y culturas, así como trae también una consecuencia en la función de la educación; México no es ajeno a las influencias de otros países en la parte educativa.
La palabra “educación” proviene del verbo latino educare, que significa criar, alimentar. Es un proceso donde al niño se le facilitan aquellos elementos necesarios para adquirir sus potencialidades intelectuales, físicas, estéticas, sociales…. Para platón la educación es dar al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección de que son susceptibles; Aristóteles expresa que la educación consiste en dirigir los sentimientos del dolor y placer hacia el orden ético; Comenio expresa que es preparar al individuo para la vida eterna, mediante el conocimiento de sí mismo y del mundo, el autodominio y la elevación a Dios; por lo que Nassif expone que es la formación del hombre por medio de una influencia exterior consciente o inconsciente, o por un estímulo, que si bien proviene de algo que no es el individuo mismo, suscita en él una voluntad de desarrollo automático conforme a la propia ley (Sanchez,2008).
A todo lo anterior la sagrada escritura en el libro de proverbios nos dice: “instruye al niño en su camino…»(Prov.22,6); el evangelista san Lucas nos dice: “ el Espíritu del Señor esta sobre mí, por cuanto me ha enviado a sanar los corazones quebrantados; a pregonar la liberación a los cautivos y vista a los ciegos, a dar libertad a los oprimidos”(Lc.4,18 ).
Lo cierto es que educar al pueblo, a su infancia y a sus ciudadanos es una labor esencial de nuestros gobiernos actuales. En los años del porfiriato era el medio para superar la pobreza y el atraso cultural de la población, por lo que se establecieron escuelas de artes y oficios. Se desarrollaron vías Ferreras, se impulsó la exportación minera y agrícola, al igual que la educación primaria; los 31 años de esa época de gobierno hubo un crecimiento, con muchas cosas que desear.
Para la sociedad presente, es el sistema educativo en el país busca crecer con las nuevas reformas en la materia, iniciando con el personal docente que imparte la enseñanza-aprendizaje, así como el buscar la manera de percibir los conocimientos y habilidades, los valores y actitudes que ayuden al educando a desarrollar las competencias en su propio entorno cultural.
Se puede constatar que la gran crisis actual y la corrupción en la que se ve inmersa la sociedad, es una de las críticas y trágicas de la historia. Las crisis económicas tradicionales que se han vivido, no se pueden equiparar a la guerra contra la delincuencia organizada, así como la inseguridad y la vulnerabilidad, la ansiedad y el estrés que vive el pueblo mexicano, esta situación del país hace recordar la pedagogía de Freire (2005) donde el opresor busca transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime y saber dominarlos.
Ante esta situación surge una emergencia educativa del mismo hombre como un desafío de la época, el docente con vocación es capaz de ver con claridad las amenazas contra las bases de la convivencia; la iglesia debe seguir impulsando y desarrollando las capacidades de cada ser humano, enriqueciéndole a él y al mundo con su doctrina, para liberarle de su opresión, como ha expresado san Lucas y lo manifiesta Freire.
Como bien lo señala el documento de la Conferencia del Episcopado Mexicano, educar para la vida y la humanidad es: “comunicar, recoger un camino, formar e impulsar una persona integral y armónicamente; es decir, educar es recibir de otros para crecer uno mismo en orden a la propia realización en apertura a los demás, al mundo y a Dios (CEM,2012:94).
En la cultura de la sociedad hace falta una verdadera ética en todos los ámbitos de la persona, profesionista o no, hay que tener presente que el ejemplo es la mejor forma de enseñar, el docente de manera especial debe gozar de una verdadera ética profesional. No se puede generalizar, pero si se preocupa el ejemplo que se está manifestando por los medios de comunicación de quienes trabajan como maestros en muchos de los planteles educativos.
Mientras no existía una congruencia entre lo que se dice y se hace, de manera especial en los padres de familia y maestros como principales educadores de las nuevas generaciones, una ética verdadera se seguirá anhelando en la vida del hombre. Jesucristo, como gran maestro, ha tenido y seguirá teniendo trascendencia porque ha sido congruente con lo que predicaba y hacía.
Hoy se necesita educar a la sociedad para que florezcan los valores humanos, que vuelva a la seguridad y a la confianza, la misión de la iglesia es la de Cristo, la hace educando, pues la educación es la verdad del hombre; la educación es algo en la vida del hombre por lo que hay que impulsar una renovación de la educación, pues ella es vía segura para la paz de un mundo nuevo pacífico y solidario con un humanismo integral.
Pbro. Odilón de la Rosa Orduño
Docente del seminario
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