La conversión no es sólo fruto del esfuerzo humano sino de la acción misma de Dios que mueve los corazones y las voluntades pero que necesita de nuestra aceptación, conversión.

“Por aquel tiempo Juan, el Bautista, predicó en el desierto de Judea” Mt.3,1-12


Conversación imaginativa con Juan el Bautista:

¿Por qué empezaste a predicar en ese tiempo?
Durante toda mi vida el Espíritu del Señor me impulsó y mostró el camino.
Me quedé huérfano de madre, cuando tenía como doce años. Mi madre me concibió siendo de edad avanzada. Por mis padres supe que fui un regalo de Dios para ellos y que se me confirió una misión para con el Pueblo. Mi padre lo escribió así: Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Mi padre me enseñó a estar atento y a Bendecir al Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo suscitándonos una fuerza de salvación, en la casa de David su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Cuando mi padre murió fui conducido por el Señor al desierto. La fuerza del Señor me mostró el momento oportuno y lo que tenía que hacer.
Salí a decir: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
El Señor los atraía, el pueblo confesaba sus pecados y yo los bautizaba en el Jordán.
¿Te enfadaste con fariseos y saduceos cuando deseaban ser bautizados?
Sí, hipócritas y leguleyos. No les importaba la conversión. Querían enredarme en palabras y términos sofisticados para confirmar que ellos estaban bien en lo que hacían y me querían utilizar como una confirmación más a su rectitud y conducta intachable. Les dije: Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no de fruto, será cortado y arrojado al fuego.
Luego añadí: Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han convertido… pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo… Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue.

Me quedé pensando que el mensaje del Bautista tiene varios aspectos.
– Sigue siendo actual: el Señor conduce la vida de cada uno, y hay que dejarse conducir.
– Es importante realizar lo que en Señor pide, en el tiempo en que lo pida.
– Que la conversión es un proceso constante, al que muchas veces, nos resistimos aduciendo argumentos de herencia y pertenencia. Intentamos marear al Espíritu afirmando que estamos bien y que no necesitamos ninguna conversión o modificación.
– El cambio de mentalidad y de actitud es indispensable, para recibir el bautismo que Juan predica y para recibir la Palabra y la persona de Jesús, quién bautizará a todos con el fuego del Espíritu Santo.
– La conversión no es sólo fruto del esfuerzo humano sino de la acción misma de Dios que mueve los corazones y las voluntades pero que necesita de nuestra aceptación, conversión.

Pido al Señor nos conceda, como a Juan Bautista, dejarnos conducir por Dios.
También, aceptar que la conversión es un proceso continuo que supone abandonar nuestras antiguas prácticas y seguridades para ser guiados por los planes de Dios.
Que pidamos al Señor que mueva nuestros corazones; solos no lo podemos hacer.
Así nos encontrara el Señor, como trigo en medio de la paja, para ser guardado en sus graneros en lugar de ser quemado en el fuego que no se apaga.
Ven Señor Jesús, ven pronto a este mundo tan necesitado de ti y de tu fuerza transformadora. Fortalece nuestra inteligencia y voluntad para corresponder a tu invitación de conversión y ser guardados, finalmente, en tus graneros. Que así sea.

 

Max Verduzco sj

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