“Cuando acogemos a Jesús en nuestras vidas, nos convertimos en un don para los demás. Por este motivo, nosotros los cristianos nos intercambiamos regalos, porque el verdadero don para nosotros es Jesús y, como Él, queremos ser don para los demás”.
Reflexionando sobre el verdadero sentido de estas fiestas se encuentra en Jesús, y que es Él quien da sentido a todo lo que celebramos, Papa Francisco dedicó la catequesis de la última audiencia del año, así lo recoge el portal de Aciprensa y también describió que en nuestros días estamos asistiendo a una especie de «desnaturalización» de la Navidad: “En nombre de un falso respeto ante quien no es cristiano, muchas veces se esconde la voluntad de marginar la fe, eliminando todo tipo de referencia al nacimiento de Jesús”.
Ha mencionado que “Jesús viene a este mundo y los primeros destinatarios de su venida son los pequeños y despreciados”, con los que establece una amistad que continúa en el tiempo y ha explicado que con ellos, en cada momento, “Dios desea construir un mundo nuevo en el que no haya más personas rechazadas, descartadas ni maltratadas”.
El Papa explicó que los cristianos deben “encontrar la luz verdadera, la de Jesús que, hecho hombre como nosotros, se muestra de modo sorprendente: nace de una pobre chica desconocida, que da a luz en un establo, solo con la ayuda de su marido”.
El Pontífice también ha explicado el sentido de hacernos regalos en Navidad: “Cuando acogemos a Jesús en nuestras vidas, nos convertimos en un don para los demás. Por este motivo, nosotros los cristianos nos intercambiamos regalos, porque el verdadero don para nosotros es Jesús y, como Él, queremos ser don para los demás”.
Para finalizar, el Santo Padre resaltó que en Navidad “podemos ver cómo la historia humana, la que es movida por los potentes de este mundo, es visitada por la historia de Dios”.“Es Dios el que involucra a aquellos que, confinados a los márgenes de la sociedad, son los primeros destinatarios de su don, es decir, la salvación llevada por Jesús”.
“Con los pequeños y despreciados, Jesús establece una amistad que continúa en el tiempo y que nutre la esperanza para un futuro mejor”, subrayó. “Con ellos, en cada tiempo, Dios quiere construir un mundo nuevo, un mundo en el que no haya más personas rechazadas, maltratadas y que vivan en la indigencia”.