Las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, esta advocación es muy amada por muchísimos mexicanos y extranjeros que han conocido su ternísima historia y su gran amor por el pueblo mexicano y cuyo fin principal es el de anunciar a su amadísimo Hijo: Jesús hombre y Dios que nos revela la misericordia del Padre.

El domingo 10 de diciembre como a las 3 de la tarde, Juan Diego oye los cantos de los pájaros y escucha su nombre pronunciado por la Señora del cielo que le llama a subir la cumbre del cerro y le ordena ir al obispo y le da su mensaje:  «Hijito mío el más amado: yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdaderísimo Dios…, mucho quiero tengan la bondad de construirme mi templecito…Allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores».

Juan Diego obedece y regresa con la Niña del Cielo a quien cuenta afligido la incredulidad del obispo, pero ella le confirma su misión y vuelve a enviarle: “Hijito mío el más pequeño: es indispensable que sea totalmente por tu intervención que se lleve a cabo mi deseo. Muchísimo te ruego y con rigor te mando, que mañana vayas otra vez a ver al Obispo. Y hazle oír muy claro mi voluntad, para que haga mi templo que le pido”.

De nuevo en el cerro Juan Diego refiere a la Virgen que el obispo sigue sin creer y le pide una señal, así que ella le pide volver al día siguiente para dársela. . «Así está bien, hijito mío, el más amado. Mañana de nuevo vendrás aquí para que lleves al Gran Sacerdote la prueba, la señal que te pide. Con eso enseguida te creerá, y ya para nada desconfiará de ti». Juan Diego, no vuelve por la enfermedad de su tío Juan Bernardino.

Así que Juan Diego sale para México a buscar un sacerdote y rodea el cerro para no encontrarse con la Virgen, pero ella sale a su encuentro y lo tranquiliza: «Te doy la plena seguridad de que ya sanó». Lo envía al cerrillo por las rosas que enviará como señal. Cuando regresa, la Virgen le dice: «Hijito queridísimo: estas diferentes flores son la prueba, la señal que le llevarás al Obispo. De parte mía le dirás que por favor vea en ella mi deseo, y con eso, ejecute mi voluntad».

Al aparecerse también al tío de Juan Diego llamado Juan Bernardino, le cura de sus enfermedades y le manifiesta su nombre, pidiendo que de ahora en adelante se le conozca como la siempre Virgen Santa María de Guadalupe

Juan Diego muestra las rosas que lleva en su ayate al Obispo Fray Juan de Zumarraga como señal dada por la Virgen: “…Y así, al tiempo que se esparcieron las diferentes flores preciosas, en ese mismo instante… apareció de improviso en el humilde ayate la venerada imagen de la siempre Virgen María, Madre de Dios, tal como ahora tenemos la dicha de venerarla en lo que es su hogar predilecto, su templo del Tepeyac”.

IFCJ

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